¿Chulo o enchulado?Muchos de los jóvenes que tienen auto quieren “enchular” su cacharrito para subirle un poquito el perfil a su medio de transporte.
¿Pero que es enchular? Cualquier compatriota que no ha visto el programa gringo de la cadena MTV, “Enchúlame la Máquina” pensaría en un concepto más pasadito de tono, digno de las películas que pasa el I-Sat en la noche (me han contado).
Pero enchular, no es más que arreglar, adornar o emperifollar algo, por lo tanto cuando se dice enchular la máquina, es simplemente darle una “manito de gato” a la imagen del vehiculo.
Pero para tener el auto actualizado, hay que tener plata. Enchular el “toco” no significa cambiarle el pinito desodorante todos los meses ni hacerle cambio de balatas. Hay que agregarle accesorios de audio y video, llantas, techo eléctrico, pintura, y tantas otras cosas, que dejan a un auto común y corriente, en un bólido digno de la película “Rápido y Furioso”.
Pero hay gente que cree que sus pobres autitos son carros alegóricos, y se les va la mano con los adornos. Neones, autoadhesivos, luces en los capós, tubos de escapes ruidosos, son anexos que caen en lo rasca. Ni hablar de los accesorios que llevan por dentro, como el mítico perrito que mueve la cabeza o el tapiz de leopardo, cosas que a esta altura son inadmisibles en un vehiculo enchulado.
Pero lo que realmente la lleva, es ponerle al auto un cototo sistema de audio y video, para no pasar inadvertido en ningún lugar. Si se quiere tener un auto “cool”, mínimo tiene que tener un subwoofer para realzar los bajos, amplificador, una pantalla de cristal liquido para ver dvd (cosa que encuentro lo más inútil del mundo) y una cantidad de parlantes acorde con el bullicio que se quiere provocar.
Sin embargo, algunos conductores se van al chancho y creen que matan con el volumen de la radio a todo lo que da. Un ejemplo claro es el “flaite con auto” o “cuico flaite”. Este personaje urbano suele pasearse una y otra vez por el Barrio Universitario (u otro sector donde es usual el tránsito de mujeres) intentando llamar la atención. Cuando ve alguna chica aproximarse, de inmediato busca un reggaeton, en la carpeta de su “Sony Xplod” (de preferencia La Gasolina de Daddy Yankee), creyendo que con sus bajos va a matar. Pero lo que realmente logra es causar risas y quedar en ridículo. Otra forma de reconocer a estos personajes se puede apreciar en algún semáforo. Si el motor del auto está siendo sobreacelerado y suena mucho, es porque el flaite quiere competir, y si al salir quema forro, es porque el posible competidor no lo pescó.
Antes nuestros padres, con suerte tenían radio en el auto. Se quebraban escuchando a Víctor Manuel o Raphael en un pasacasete todo piñiñento. Actualmente, se ha transformado en una obligación tener por lo menos lector de cd. y unos parlantes decentes para no ser mirado en menos.
Ahora es posible ver en las calles, todo tipo de vehículos raros, transformados, pintados y arreglados a la pinta del dueño. Total “el auto es fiel reflejo de quien lo maneja”. Por mi parte, prefiero no ser juzgado y seguir viajando en metro.

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