martes, octubre 11, 2005

Mata el s3 mientras matas enemigos

Casi todos creen que los videojuegos son una perdida real de tiempo. Yo creo que los videojuegos han traído a los jóvenes y adultos contemporáneos un relajo frente a los problemas generados por el estrés actual.

Si hoy fuéramos al centro de entretenciones más cercano, de seguro veríamos pegados a muchos oficinistas, empleados y por que no a ejecutivos aniquilando marcianos o destruyendo a diestra y siniestra la cara de su enemigo virtual, tal como si se fuera la de su propio jefe. Eso es lo bueno, porque acá no existe empleado o empleador, aquí todos valen lo mismo.

Por los estrechos pasillos, los jugadores van haciendo migas los unos con otros, y de a poco van creando una especie de cofradía en torno a un juego, es decir, son los mismos que gastan sus fichas una y otra vez en la misma maquina. Pueden estar jugando largas horas y no se aburren. Olfatean a algún posible enemigo virtual que les haga collera a sus magníficos poderes o a sus armas de ultima generación, o esperan que se acerque alguien novato para aniquilarlo y por lo consiguiente demostrarle a los mirones quien es el que manda. Miran con recelo a su próximo rival, lo analizan por completo con la mirada y como si tuvieran un sexto sentido, perciben su nerviosismo y lo aprovechan jactándose y riéndose con sus amigotes. Si llegasen a perder, echan mano raudamente a sus bolsillos por una ficha para la revancha. Otros simplemente se disculpan y se van con la mirada baja.

Pero esto no termina acá. No solo es en las maquinas que se reúnen a cambiar datos o posibles combinaciones de trucos y patadas. Ahora la tendencia es ir a la casa a terminar de jugar. Ya no se conforman con pasar toda la hora de colación o el coffe breake con hambre, ahora se reúnen los fines de semana a gastar sus pulgares frente al televisor.
Ahora la parte del sueldo dedicada al ocio u/o entretenimiento, no va destinado en comprar el ultimo disco de Metallica o adquirir por encargo la ultima figurita de Star Wars. Son los últimos títulos de la consola lo que importa ahora y eso les quita el sueño. Claro pues, el que tiene la primicia es el que invita a su casa con un respectivo “vituperio” de bienvenida a sus compinches, quienes no dejan ni miga de lo ofrecido por el anfitrión. Después de convencer a la señora que es un encuentro de trabajo dan rienda suelta a los apasionantes campeonatos, que por lo consiguiente en la mayoría de los casos dejan algún “picado”.

Pienso en todas las mujeres abandonadas en la cocina o encerradas en el dormitorio viendo tele, creyendo entre lloriqueos que nadie las quiere. Pero entiendo perfectamente a los oficinistas. Yo también soy un “videojuegomaniaco” y también es mi forma de matar el stress.